El primer juego

El primer juego del niño. ¿Cuándo y cómo comienza?

El primer juego que juega el niño es a destetarse. Quien haya observado un recién nacido ha visto que el bebé toma la teta, luego la deja, vuelve a tomar la teta y luego vuelve a dejarla. De ese modo, el curioso observador habrá podido reconocer la precocidad con que esa actividad introduce un tinte lúdico.

Su ejercicio inicia una alternancia que es vital para el niño. Ese mínimo gesto le otorga un primer derecho, un intervalo para jugar sus barajas, para iniciarse como partícipe en el juego que le ha sido propuesto.

Que ejerza una primera emisión, reflejo de su singularidad personal, siendo tan dependiente en todas sus necesidades, sorprende una vez más nuestra perplejidad de adultos.

La escena nos enseña que para el ser humano llegar a vivir no es equivalente a haber nacido.

Por eso, que la relación del bebé con el pecho de la madre fluya en una periodicidad alternante es desde el comienzo una nota mayor, un tiempo anticipatorio del sujeto, una toma de posición, una respuesta al Otro.

Para el niñito, tal posición es tempranamente una respuesta a la demanda del Otro: “Déjate alimentar”.

El bebé introduce desde el inicio un mínimo intervalo diferencial entre responder completamente a la demanda del Otro y colocar una respuesta propia.

En esa pausa anida un inicio de subjetividad, una separación de la alienación primera.

(Flesler, A. El niño en análisis y el lugar de los padres, p. 95)

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